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Paula Morales

Biografía

Biografia POCO Y NADA 

Haciendo un poco de esfuerzo para tratar de recordar mi adolescencia (aunque no haya pasado tanto tiempo). Comienzo a ubicarme en aquella etapa de mis doce y trece años, séptimo grado en la escuela primaria donde uno no se sentía con tantas responsabilidades y problemas. Lo importante era la mistad entre los grupos de pares, pensar en el viaje de egresados, aquel viaje que disfruté tanto con mis compañeros.

Fuimos a la colonia Papagayo, donde me divertí tanto, donde se hicieron demasiado cortos esos días.

1.995 mi primer año en la secundaria, ¡Cuántos nervios, timidez! ¡Cuántas personas desconocidas!, algunos que otros compañeros ¨viejos¨ conservaba. Empezaba a transcurrir el año, tenia algunas incertidumbres con la materias (varias que me resultaban totalmente desconocidas) asustada por pensar lo difícil que seria cierta materia, pero de apoco fui entendiendo y tirando esos obstáculos que me asustaban ese primer año. Aunque ya sentía más la responsabilidad de estudiar, además asistía a cursos de inglés y computación que me ayudaban para el secundario.

Segundo año, ya los miedos de a poco de iban, tenía más confianza en mi y me sentía un poco más suelta, ya la relación con mis demás compañeros había creído más. Conocía más a los profesores, tanto que en una de mis primeras evaluaciones de geografía, con la profesora Nora, (súper histérica), no tuve mejor idea que hacer un machete y guardarlo en la cartuchera y empecé a tiritar, fue tan evidente que en el momento la profesora se dio cuenta, se acercó y me quitó la evaluación y advirtiéndome que ¨nos veríamos en diciembre.

¡Qué tonta, después me preguntaba con que necesidad lo había hecho?!, si como me decía mi papá y mi mamá que lo único que tenía que hacer era estudiar.

Finalizaba el ciclo lectivo y pude disfrutar de mis  vacaciones, porque la profesora no me hizo rendir.

Tercer año, ya estaba en la mitad de la etapa secundaria, seguro que la obligación seguía siendo el estudio, pero ese año me volví algo ¨india¨, además ese año teníamos muchas horas libres que la aprovechábamos tomando mate en casa de algún compañero. También tuve la primer experiencia en ¨ratearme¨ y nos fuimos a La Consulta, no se para qué si nos sacamos toda la tarde caminando como tonta con mis compañeras.

También organizábamos bailes y con esa plata nos juntábamos a cenar los fines de semana todo el curso.

¡Ya en cuarto año! ¡Qué bueno! Faltaba solo un año para terminar el secundario. Seguíamos organizando bailes estudiantiles pero esta vez para juntar plata para organizar nuestra fiesta de egresados el próximo año. Yo era la que trataba de armarlos (me gustaban mucho las fiestas). Un día me hice amiga de un chico de La Consulta que también cursaba cuarto año pero en otra escuela técnica y nos juntábamos ambas escuelas a hacer bailes, eran súper divertidos. A veces teníamos que pedir el auto a mi papá para ir al Chalet o al club La Consulta.

Ese año tuve de compañero a mi hermano (un año más grande), que a veces nos peleábamos en el curso.

Siempre sentí el apoyo de mis padres para todo lo que quise hacer, siempre confiaron en mí, y ese mismo año tuve el agrado de hacerles sentir orgullo al ser escolta en la bandera nacional, aunque ni yo lo creía.

Quinto y último año, de tanta alegría y ganas de terminar, se confundían con la nostalgia de pensar en que ya el grupo no iba a seguir estando juntos, algunos se iban otros no. Ese año aprovechábamos más los momentos que teníamos libres para hacer cosas juntos, aunque habían grupos que por ahí se separaban de los otros. Hacíamos asado, pizzas. El 21 de setiembre de ese año nos juntamos a hacer pizzas para probar unas salsas que nos habíamos robado de la escuela, luego todos nos fuimos a un recital a San Carlos.

Ya se terminaban las clases, los nervios de punta porque no nos poníamos de acuerdo con los de sexto año para la cena de egresados. Una semana antes de finalizar los chicos de 4to y 5to año nos hicieron la despedida en La Riojita que estuvo muy bien organizada, más allá de algunos roces que tuvimos durante el año, todo salió bien.

Tengo una divertida anécdota. El penúltimo día de clases teníamos una prueba de química con la profesora Miriam, y nadie sabía nada, entonces se nos ocurrió un idea… llamar por teléfono y decir que en la escuela había una bomba , como ese año ya me había mandado las mías ¡que e le hacía una más?! Le dieron tanta importancia que empezaron a llegar bomberos, la policía, cortaron las cuatro calles del perímetro del establecimiento, pusieron avisos en la radio que los padres fueran a buscar a sus hijos, se suspendieron las clases. Todo salió bien pero me había dado un poco de miedo, porque los directivos sospechaban de mí, pero como todo fue de común acuerdo con casi todos mis compañeros, todos nos tapamos.

Fue una etapa tranquila aunque con algunas cositas divertidas que aún guardo en mi corazón con mucho cariño.

Hoy quedamos pocos de mis compañeros que nos seguimos viendo, pero eso no quita que no nos extrañemos.

Nada es mejor en esta vida que disfrutar todos los momentos que se nos presenten de la mejor manera y de la forma más sana…


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